jueves, 3 de marzo de 2011

EL MERCADO (The market)

A muchas personas  nos encanta el ambiente de los mercados y las ferias, especialmente los mercadillos tradicionales de frutas y verduras, de artesanía, de antigüedades, de cachivaches…
Hay mercados famosos en el mundo como el Gran Bazar de Estambul,  el de Portobello en Londres, el Khan El Khalili en El Cairo, el mercado flotante de Bangkok, el de Chichicastenango en Guatemala y tantos otros. Están llenos de gente, de voces, de aromas y de animación. Muchas ciudades importantes han surgido alrededor de un mercado.


Pero en la actualidad hay mercados muy diferentes a estos que menciono, algunos no están físicamente en ningún lugar, por ejemplo las compraventas en Internet o a través del teléfono, otros, como La Bolsa, están cada vez más informatizados y  otros se hacen por catálogo o por medio de agentes comerciales; en general cuando alguien quiere comprar o vender algo sabe que debe acudir a un mercado determinado donde encontrará a otros compradores y vendedores del producto que le interesa.
Existen mercados desde las primeras civilizaciones...,
desde que el hombre comprendió que le convenía más intercambiar las cosas que producirlas todas por sí mismo, (lo que ahora llamamos “especialización”) y, desde el nacimiento del dinero como unidad de valoración de todas las mercancías, el intercambio se multiplicó. Así el mercado sirve para coordinar de manera espontánea los intereses de oferentes y demandantes.
Adam Smith, considerado el padre de la Economía, reflexionó mucho acerca del mercado y denominó “la mano invisible” a esa coordinación espontánea que, a pesar de que surge por el interés propio, conduce al bienestar general.
Posteriormente Alfred Marshall analizó las fuerzas de la Oferta y la Demanda y gráficamente las representó en unos ejes de coordenadas, llamándolas “las hojas de las tijeras” concluyendo que los precios de los bienes se determinaban cuando ambas coincidían, es decir donde se cruzan.
Actualmente muchos piensan que Adam Smith tenía alguna razón y se maravillan de la espontánea y excelente coordinación que se produce en el mercado  (puedes ver el video de “la historia de un lápiz” de Milton Friedman, en uno de los primeros artículos de este mismo blog), pero también suelen pensar que, aunque sea eficiente, el mercado no es muy equitativo; ese es precisamente uno de los fallos del mercado, una de las razones que exigen la intervención del Estado para redistribuir la renta.
Otro de los fallos del mercado, es que a veces existe poca o nula competencia y se abusa de ello. Esos son los mercados de Competencia Imperfecta: el Monopolio, el Oligopolio y la Competencia Monopolística, de los que pienso contar muchas cosas en otros artículos de este blog.

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